/* Pedirle a Googlebot y otros que me dejen de indexar, para que no me penalicen en Google PageRank */ Código Abierto: Paradojas de la tecnología bancaria

lunes, 3 de octubre de 2011

Paradojas de la tecnología bancaria

Hay que ver el lío que se ha formado en los Estados Unidos a raíz de la decisión de Bank of America, el banco más grande de ese país, de empezar a cobrar 5 dólares mensuales por el uso de las tarjetas débito. Para el ahorrador norteamericano la gratuidad de ciertos productos bancarios como las chequeras, y los pagos y retiros con tarjeta débito, es casi un derecho fundamental. En Colombia, en cambio, los bancos desde siempre nos cobran por los servicios más básicos sin que los clientes hayamos reaccionado con la indignación que esos abusos nos deberían producir.

El retiro de efectivo de un cajero electrónico, por ejemplo, es gratis en algunos bancos (según el tipo de cliente y de cuenta), pero es más común que cueste alrededor de 1.000 pesos. Cuando el retiro es en un cajero de otra entidad, puede costar más de 7.000. Como cada banco pone límites al monto que se puede retirar en cada transacción —de 200.000 a 400.000—, eso quiere decir que en algunos casos el cliente está pagando una tasa del 2% al 3% por el uso de su propio dinero.

Ya conozco la respuesta: es un libre mercado; si no le gusta cámbiese de banco. Pero primero que todo, el mercado no parece ser tan libre; parece más bien que existiera colusión entre los agentes para mantener altas las tarifas. Y, segundo, la mayoría de los usuarios no pueden cambiarse con facilidad. Un empleado usualmente depende del banco en el que su empresa le consigna su salario, y por lo tanto no tiene otra salida que la de dejarle un porcentaje de sus ingresos todos los meses.

La Asobancaria suele argumentar que los bancos están obligados a cobrar esas tarifas para recuperar lo invertido en la red de cajeros del país. Pero esa razón es poco convincente. La banca electrónica, ya sea por cajeros o por Internet, no le aumenta costos a los bancos, sino que se los reduce. De no ser por los cajeros automáticos tendrían que tener más oficinas, pagar más arriendos, más gerentes y secretarias, más cajeros y cajeras, más servicios públicos, etc. Si un cajero automático realiza 100 transacciones, son 100 personas menos que atender por ventanilla.

Otra razón por la que el argumento de la inversión tecnológica resulta falaz es que no se explica entonces por qué se sigue cobrando anacrónicamente por algunas cosas que la tecnología hace rato hizo obsoletas. Mi preferida es el cobro por consignación en “otras plazas”, que tiene un costo de 15.000 o 20.000 pesos según la entidad, como si todas las cuentas bancarias no fueran nacionales y como si hubiera algún movimiento real de dinero —y no de números en un pantalla— que justificara tal costo. ¿No que se había hecho una gran inversión en tecnología? Esa inversión debería llevar a que el costo de consignar dinero en Bogotá para una cuenta en Barranquilla fuera cero. Como clientes no podemos aceptar que se presuma de una gran infraestructura tecnológica al tiempo que nos cobran como si las cuentas bancarias aún se conciliaran con movimientos físicos de dinero a mula, como en la colonia.

El gobierno y los bancos insisten en la importancia para el desarrollo de la nación de la “bancarización” de la población. Pero los mayores obstáculos a esa penetración de los servicios bancarios, sobre todo para la población más pobre, los imponen ellos mismos. El primero con medidas toscas como el 4 por mil, que arrebata una tajada de cada transacción y penaliza el uso del sistema financiero. Los segundos por lucrarse, no de prestar dinero al interés como les corresponde, sino de la indiferencia de una clientela que aún no ha despertado a los abusos que se cometen con ella.

Una versión de esta columna apareció en El Heraldo de Barranquilla el 3 de octubre de 2011.

2 comentarios:

  1. Excelente este post. Otra cosa que no entiendo: el día que se demoran los cheques "en canje"

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  2. Es un excelente texto, muy crítico.

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